En la soleada mañana de ayer las abarrotadas gradas del Pedro Sancho fueron testigo de cómo la selección de Aragón Sub18 se proclamaba brillante campeona de España de Selecciones Territoriales, un hecho histórico que sólo se había producido una vez con anterioridad, allá por 2003 con Alberto Zapater al frente y Carlos Casaus en el banquillo. Este Campeonato pone la guinda para una generación, la de los nacidos en 1999, acertadamente acompañados por algunos de los mejores mimbres de los nacidos en el 2000, que ya venían apuntando alto con varios internacionales entre sus filas.
El grupo formado por Miguel Sevil y su cuerpo técnico ha funcionado desde la primera fase como un autentico EQUIPO, no como una selección, esa ha sido una de las claves para el éxito conseguido. La permanente solidaridad, el colectivo siempre puesto por delante de la individualidad y una fe sin límite en lo que se hacía sobre el césped son algunas de las claves para que este EQUIPO, sin tener la base de varios clubes en la máxima categoría juvenil (tan sólo el Real Zaragoza y el Santo Domingo Juventud han militado esta temporada en División de Honor Juvenil, perdiendo los naranjas la categoría), haya conseguido batir a selecciones a priori más sólidas (País Vasco, Asturias, Baleares, Castilla y León, Galicia y ayer en la final Cataluña han sido los rivales a lo largo del torneo).
Sevil ha confiado el camino a un ejército de pretorianos que le ha seguido fielmente hasta alzarse con el título. Bajo palos el zaragocista Carlos Azón (2000) ha sido un muro infranqueable para los rivales en las pocas ocasiones en las que han conseguido acercarse a la meta cuatribarrada, una de las principales peculiaridades de los de Sevil. En la línea defensiva, los internacionales zaragocistas David Subías y Enrique Clemente, ambos lesionados para la fase final y sustituidos por los también zaragocistas Jesús Álvarez y Álvaro Martín (2000) y el jugador del Montecarlo Nico Ruiz, acompañados en el centro por el pequeño Pablo Ballesteros, jugador de la SD Huesca, excelente siempre en la anticipación y una de las claves para que el sistema de 3 defensas haya sido una de las claves del triunfo final. Siempre dos carrileros, muy abiertos y con gran proyección: David Vicente (Stadium Casablanca), formando una banda derecha temible con su gemelo Carlos por delante, y Jorge Pérez, cedido por el Real Zaragoza en el Juventud, por la izquierda –sorprendente resultó ver en esa posición a Alberto Soro en el once que se enfrentó en semifinales a Galicia; un cambio extravagante pero a la postre acertado -. Por delante, dos mediocentros de gran físico, incansables: Pepo Losfablos (El Olivar) y Nacho Uche (Juventud), auténticos motores del equipo. Y en la zona ofensiva, inamovibles el zaragocista Luis Forcén (2000) y el ya citado Carlos Vicente que con su agresividad y sus goles han sido la punta de lanza que ha marcado el camino hacia el Campeonato.
A estos 10 fijos se ha unido una pieza ofensiva más, en ocasiones el menudo Diego Martínez “Roma” (Juventud) como en la final, en otras como la semifinal Alex Puertas (SD Huesca) acertadísimo en esta fase final en la que marcó sendos goles fundamentales en ambos partidos, y en alguna ocasión el ya citado Alberto Soro. A ellos, se unieron de manera acertada desde el banquillo otros jugadores que han tenido una participación menor pero importante; así entre el zaragocista Rafa Tresaco -2000- y Borja Sofi, ausente ayer por un inoportuno accidente en la víspera, (otro zaragocista cedido este año en el Juventud) fabricaron el último minuto de partido el gol de la primera victoria de este trayecto ante el País Vasco. Otros como Guillermo Algaba (Montecarlo), Gustavo Abizanda -2000- y Diego Lázaro (SD Huesca) y el inédito pero siempre presente portero suplente Daniel Artero -2000- (Juventud) también han formado parte de la selección durante el torneo.
En definitiva, un bloque sólido forjado entrenamiento a entrenamiento y partido a partido en una competición donde el error no está permitido y que ha llegado a alzarse con el Campeonato tras cinco victorias y un empate (0-0 ante Castilla y León), con 10 goles a favor y tan sólo el ya citado en contra. Una trayectoria impecable, inmaculada, brillante… Se acaban los calificativos para este grupo que, como decíamos al principio, ha antepuesto el colectivo a la individualidad, y eso que las tiene y de gran calidad, para conseguir el ÉXITO, así con mayúsculas. Mucho habrán aprendido los jóvenes futbolistas, pero también nos han enseñado a quienes les veíamos y disfrutábamos desde fuera.
Ayer el cántico final de los vencedores (“Yo soy de Aragón, de Aragón, de Aragón…”) sonaba casi más a reivindicación de la cantera que a soflama autonómica en el señalado día de San Jorge, patrón de Aragón. Esperemos que esta generación de oro no se convierta en otra generación perdida; esperaremos unos años para sacar las convocatorias de otras selecciones que se han ido quedando en el camino ante los cuatribarrados y ver cuántos han llegado a las máximas divisiones del fútbol nacional de unas y otras.
Por Daniel Marcén
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