“Quiero mandar un mensaje a todo el fútbol base: Que no tengan prisa. Ni jugadores, ni agentes, ni padres, ni abuelos, ni tíos, ni amigos, ni primos. Que volvemos locos a los futbolistas”, así empezaba en enero de 2020 el entrenador, entonces del Elche C.F., José Rojo Pacheta unas declaraciones que, en apenas dos minutos, iba a convertir en un Manifiesto en defensa de las canteras de los clubes.
La confirmación, a falta de oficialidad, de la salida de Gorka Buil (2010), última perla de la cantera, de la disciplina del Real Zaragoza rumbo al F.C. Barcelona supone el último golpe al trabajo que se viene realizando en la Ciudad Deportiva. El constante goteo de salidas, incrementado de manera alarmante en las últimas temporadas, supone el expolio de la cantera zaragocista. Desde aquí queremos analizar, de la manera más objetiva posible, lo que ha ido sucediendo con aquellos jugadores, alrededor de las cinco decenas, que han abandonado las instalaciones de Cuarte para continuar sus carreras deportivas en otros clubes.
En primer lugar, no se puede dejar a un lado el atractivo que esos clubes pueden haber ofrecido y ofrecen a los jugadores y sus familias: mejores instalaciones, aspecto en el que el Real Zaragoza sólo se ha puesto a trabajar a raíz de los acuerdos entre La Liga y el fondo de inversión CVC, que obligaba a invertir una parte del dinero obtenido en la mejora de infraestructuras, mejores condiciones económicas para los deportistas, tanto a corto como a largo plazo, mayores posibilidades a la hora de desarrollar una carrera profesional en el fútbol, ya que resulta obvio que haber pasado por las canteras de clubes como Real Madrid y F.C. Barcelona supone un plus inicial muy por encima del obtenido de continuar en la entidad blanquilla, e incluso unos mejores planes académicos durante la etapa formativa del futbolista.
Por otro lado, tampoco se puede ignorar la presencia cada vez mayor a edades más tempranas de agencias de representación, cuyos intereses en más ocasiones de las deseables están más vinculadas al beneficio económico puro y duro que al correcto desarrollo personal y deportivo de los futbolistas; hablamos de jóvenes, menores de edad y en muchas ocasiones preadolescentes todavía.
Al final, la decisión está en mano de las familias, no entraremos aquí, ni pretendemos hacerlo, en las circunstancias particulares de cada uno de los deportistas analizados; de hecho, cada uno ha tenido y tiene no sólo contextos particulares sino desarrollos personales y deportivos muy variables, lo mismo sucede en los casos en los que la decisión ha sido continuar en el Real Zaragoza y estamos seguros que si el mismo análisis se realizara en clubes de similar dimensión los resultados también serían similares. Como decía Pacheta, sin duda tirando de hipérbole, en el discurso que recordábamos al inicio, “de un millón llegan uno o dos”.
El Real Zaragoza intentó blindarse la temporada pasada ante este éxodo interminable obligando a las familias de los deportistas a firmar un contrato por el cual deberían indemnizar a la entidad en caso de abandonar el club. Como estamos viendo con el caso de Buil, y parece que con el de otros futbolistas que seguirán su ejemplo este mismo verano, de poco sirve dicho contrato, más allá de intentar recuperar parte del dinero invertido en la propia formación del jugador durante los años que ha permanecido en la Ciudad Deportiva.
Iniciaremos este análisis por la salida en 2010, en plena época de Agapito Iglesias como propietario del Real Zaragoza, de Sergio Buenacasa (1996) rumbo al F.C. Barcelona, a la misma edad que ahora tiene Buil y con idéntico destino. Tras 3 campañas en la entidad blaugrana el zaragozano cambio Barcelona por Turín y el Barça por la Juventus. Tras 2 temporadas en el segundo equipo del equipo piamontés emprendió el camino de vuelta a casa, en el deportivo Aragón cuajó dos muy buenos cursos, culminados con el ascenso del filial a 2ªB, en los que llegó a debutar con el primer equipo y disputando, eso sí, minutos testimoniales en varios encuentros. Una vez salió definitivamente de la entidad blanquilla su carrera se ha desarrollado principalmente entre 1ª RFEF y 2ª B, siendo la temporada 2017/2018 en Barakaldo la mejor a título individual al anotar 14 dianas. Posteriormente ha pasado por RCD Mallorca, Ponferradina, Málaga, Hércules, Cultural Leonesa, La Nucía, Talavera, Teruel y actualmente milita en el Terrassa de 2ªRFEF, donde ha conseguido 7 goles en la segunda vuelta de la competición.
Un año después, en 2011, abandonó la disciplina zaragocista Carlos Moreno (1999). Varias temporadas después, en el curso 2017/2018, retornaría a la entidad blanquilla para integrarse en la plantilla del equipo de División de Honor Juvenil, entrenado por Javier Garcés, y dela que formaban parte, entre otros, Marc Aguado (2000), Enrique Clemente, Alberto Soro o los hermanos David y Carlos Vicente, todos ellos asentados a día de hoy en el fútbol profesional.
En el verano de 2012 se iban a producir dos salidas muy distintas. Por un lado, Héctor Otín (1996), delantero que en su primer año en edad juvenil estaba haciendo la pretemporada con el primer equipo, salía con destino a la Juventus, donde luego coincidiría con el ya mencionado Buenacasa. Su salida no estuvo exenta de polémica, pues entonces se dijo que habían sido el propio jugador y su entorno quienes la habían provocado y, sin embargo, el futbolista aclaró hace pocas semanas el asunto en el canal de Twitch “Palmadas al viento”, afirmando que fue el propio Real Zaragoza, necesitado de liquidez, quien lo había traspasado al club italiano. Tras pasar por la Juventus y posteriormente por Virtus Entella, Reggiana y Gubbio, clubes de la segunda y tercera categoría transalpina, y no pocos problemas de carácter personal regresó a España, donde principalmente ha militado en equipos de 2ª B y 2ª RFEF (Marbella, Ejea, Teruel, Barbastro…) para militar las dos últimas campañas en el Calamocha de 3ª RFEF. Por otro lado, el mediocampista Manu Morlanes (1999) partía rumbo a Villarreal. Tras cubrir toda su periodo formativo en la entidad amarilla, debutó en Europa League siendo todavía juvenil; desde entonces, tras pasar por el Almería y Espanyol, retornar a Villarreal y acabar siendo traspasado al Mallorca, se ha consolidado en Primera División, siendo así, como iremos viendo, uno de los pocos futbolistas salidos a edad temprana de la Ciudad Deportiva que verdaderamente han conseguido consolidarse en la élite futbolística nacional.
En 2013 se produciría la salida del extremo Paolo Fernandes (1998) con destino al Manchester City, como podemos ver en aquellos años la salidas eran todavía muy contadas. Tras llegar hasta el equipo B del equipo inglés acabó saliendo primero al NAC Breda holandés, luego al Perugia italiano y tras una temporada en el CD Castellón recaló en la liga griega donde se ha acabado asentando, primero en el Volos y en las dos últimas campañas en el AEK Atenas.
En 2014, último de Agapito Iglesias como máximo accionista del Real Zaragoza, iba a ser el mediocampista Javier Comeras (2000) quien saldría con destino a Villarreal. Allí cubrió toda su formación llegando a debutar con el Villarreal pero acabó saliendo y sus tres últimas temporadas se han desarrollado en 2ª RFEF (Teruel, Lleida y Brea).
El verano de 2015, tras una convulsa temporada en la entidad blanquilla, marcado por la incertidumbre en el cambio de propiedad de las acciones del club, iba a suponer un punto de inflexión importante en cuanto a las salidas de jugadores en edades formativas. En la última década, como iremos viendo, se ha producido el grueso de las salidas a las que nos referimos. Hasta 7 fueron los casos producidos en ese 2015:
– Bilal Chaib (1997). El mediocampista, tras pasar por el equipo de División de Honor Juvenil, firmó por el Levante. Posteriormente retornó a tierras aragonesas donde ha realizado su carrera en equipos de 3ª RFEF (Robres, San Juan, Villanueva, Sariñena, Caspe, Zuera…)
– David Muñoz (1997). El delantero protagonizó uno de esos casos en los que las urgencias y las necesidades de un club en descomposición se acaban llevando por delante el futuro de un futbolista. Debutó en el primer equipo en las primeras jornadas de liga, antes si quiera de hacerlo con el Deportivo Aragón, con tan sólo 17 años. Al final su temporada 2014/2015 acabó donde debería haber arrancado en el equipo juvenil. Al final de esa campaña salía con destino a Málaga, donde jugaría 2 cursos en su filial, para pasar al filial del UD Logroñés, consiguiendo allí 20 tantos en la 3ª riojana. Acabó volviendo a Aragón donde ha jugado las últimas campañas (San Juan, Sariñena, Sabiñánigo, Calamocha, Cuarte, Utrillas…)
– Darío Ramos (1999). El portero acabó formando parte de la operación de venta del también canterano Jesús Vallejo (1997) al Real Madrid. Tras pasar por la entidad merengue ha militado en los filiales de Albacete, Getafe y Osasuna; con los navarros llegó a disputar una eliminatoria de Copa del Rey a fínales de 2021.
– Raúl Parra (1999). Tras acabar su ciclo cadete el defensa pasó al Numancia para retornar nuevamente a Zaragoza, disputando su última temporada como juvenil en el Olivar. Firmó con el Mallorca, aunque su primer año senior lo disputó en La Almunia. Tras pasar por el filial bermellón firma por el Cádiz, donde debuta en Primera, para luego salir cedido al Mirandés y disputar la última temporada en el Estoril de la Primera división portuguesa.
– Alejandro Puertas (1999). Un trotamundos. Salió del Real Zaragoza al acabar su periodo cadete, como Parra, para pasar por Osasuna, Huesca y Levante en edad juvenil y posteriormente, ya como senior, por Formentera, Córdoba B, Lori (Armenia), Teruel, Sant Julià (Andorra), Murchante, Ejea y Cortés; desarrollando hasta ahora su carrera fundamentalmente en 3ª RFEF.
– Antonio Sola (2001). El lateral zurdo de Utrillas firmó por el F.C. Barcelona con 14 años. Tras acabar toda su fase de formación en la entidad culé regresa al Real Zaragoza, disputando3 temporadas con el Deportivo Aragón y llegando a debutar con el primer equipo. Su trayectoria se ha visto afectada por una larga lesión al romperse el ligamento cruzado anterior de su rodilla en la primera jornada de la temporada 2022/2023.
– Álvaro Sanz (2001). El mediocentro caspolino también firmó el club blaugrana en el verano de 2015. Tras cubrir toda su ciclo formativo, se hace fundamental para el filial culé, llegando a debutar con el primer equipo tanto en competición nacional (Liga y Copa) como en Champions League. Lleva dos temporadas siendo referente en el centro del campo y capitán del Mirandés en 2ª división.
En 2016 se producen otras 3 salidas de jugadores importantes de otras tantas generaciones distintas:
– Alex Millán (1999). Acompaña en el Villarreal a Manu Morlanes, quien llevaba allí ya varias temporadas; de hecho, el club castellonense acabará pagando un traspaso conjunto por ambos futbolistas. Tras pasar por los equipos C y B del Submarino Amarillo debuta con el primer equipo para salir posteriormente cedido a la liga belga (Cercle Brugge y Union Saint-Gilloise) y a la portuguesa (Famalicao). Esta temporada una lesión de ligamento cruzado anterior en pretemporada le ha impedido participar en el Real Oviedo hasta el tercio final de competición.
– Jorge Alastuey (2003). El mediocampista, hermano pequeño de Nacho (2000), campeón de España juvenil en 2019, firmó por el FC Barcelona y completó allí su formación hasta finalizar su periodo juvenil para posteriormente pasar por el filial del Nápoles. La temporada 2023/2024 ha militado en el Teruel en 1ª RFEF.
– Marc Cucalón (2004). El mediocentro de Alfajarín fichó por el Real Madrid todavía en edad muy temprana, no había cumplido ni 12 años. Tras destacar en las categorías base del equipo madrileño está viviendo desde hace casi 2 años la cara más amarga del deporte; una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha unida a la aparición de una bacteria en el cartílago de la articulación, que le provocó una infección, le han impedido volver a los terrenos de juego desde septiembre de 2022, dejando un futuro incierto para su carrera deportiva.
En 2017 se produciría la salida del delantero Iker Gil (2005) camino de Valdebebas. El futbolista, de la misma generación que Lucas Terrer y Adrián Liso, ha militado, cedido por el club blanco, en la última temporada en la S.D. Huesca, anotando 13 goles en División de Honor Juvenil y participando en varios encuentros con el equipo filial de la entidad oscense que se encuentra en 3ª RFEF.
Tenemos que pasar a 2019 para analizar nuevas salidas de la Ciudad Deportiva, ya que en 2018 sólo se produjo la de Wellity Lucky Omoruyi (2006) pero fue por el traslado familiar a Inglaterra, aunque hay que decir que el futbolista continúo allí su desarrollo y actualmente milita en las categorías inferiores del Liverpool.
– Rafa Tresaco (2000) y Rodrigo Val (2001) podemos incluirlos en un tipo de salidas ya a edades en las que son más comprensibles. El primero de ellos, una vez completada su etapa juvenil, marchó al Racing de Santander, donde llegó a debutar en 2ª división, para después pasar por Algeciras y Marbella antes de recalar en la S.D. Huesca donde ha disputado las dos últimas temporadas, la primera en el filial y la segunda ya con la primera plantilla. Por su parte, el segundo firmó por el Levante, tras proclamarse campeón de España con la generación de Francho Serrano y Alejandro Francés (2002), posteriormente y tras pasar por la S.D. Tarazona y el filial levantinista ha jugado en el Brea (2ª RFEF) y el filial de la S.D. Huesca (3ª RFEF).
– Mateo Mejía (2003). Compañero degeneración de Ángel López y Marcos Luna, salió con destino al Manchester United tras pagar el club inglés unos 160.000€, cantidad muy inferior a la que el Real Zaragoza reclamaba. Tras vivir un calvario de lesiones en Inglaterra, el internacional Sub 21 colombiano, por ser esa su nacionalidad materna, llegó al filial del Sevilla en el pasado mercado invernal y ayudar con sus 4 dianas al ascenso a 1ª RFEF de los de Nervión.
– Jorge Cestero (2006). El centrocampista zaragozano firmó por el Real Madrid y actualmente continúa su progresión natural, habiendo militado en la actual temporada en el equipo merengue de Liga Nacional Juvenil y habiendo participado de manera puntual en el de División de Honor.
En 2020, en plena pandemia de COVID, se producen hasta 8 salidas desde las categorías de fútbol base de la Ciudad Deportiva, además de la de Luis Forcén (2000), actual jugador del Utebo (2ª RFEF) desde el Deportivo Aragón al filial del Atlético de Madrid.
– Dani Martínez (2004) y Adrián González (2004). Ambos defensas van al Atlético de Madrid. El primero de ellos ya ha llegado al filial colchonero, disputando esta campaña 18 encuentros en 1ª RFEF, mientras que el segundo cambió Madrid por Elche, militando este curso en el Ilicitano, filial franjiverde, en 3ª RFEF.
– Hugo Buyla (2005). El hermano menor de Jannick Buyla (1998), que llegó hasta el primer equipo blanquillo, firma por el Deportivo Alavés, desde donde partiría posteriormente para fichar por el Atalanta y de allí pasar a la Sampdoria, club con el que ya ha debutado en su primer equipo en encuentro de Coppa Italia.
– Jorge Espinal (2005). El delantero firmó por el F.C. Barcelona y continúa su evolución, tras haber estado cedido en la temporada anterior en la S.D. Huesca, en la temporada 23/24 ha militado en la plantilla del Juvenil B blaugrana, disputando 18 encuentros y anotando 3 tantos.
– Miguel Perales (2006). El defensor se fue al Real Madrid, club en el continúa y ha estado encuadrado en la plantilla del Juvenil de Liga Nacional blanco.
– Juan Hernández (2007). El atacante turolense se marchó al F.C. Barcelona. En esta temporada, siendo todavía jugador de primer año juvenil, ha disputado ya 27 encuentros en División de Honor con 5 tantos y 6 de Youth League con un par de goles.
– Por su parte, Sidney So (2008) y Hugo Manero (2009) se marcharon a F.C. Barcelona y Real Madrid respectivamente y continúan en las categorías base de ambos clubes.
En 2021 siguió la fuga desde la Ciudad Deportiva y otra media docena de jóvenes futbolistas salieron de la entidad.
– Álvaro Cortés (2005). El central zaragozano marchó al F.C. Barcelona, tras no querer firmar contrato con el club blanquillo y ser apartado mediada la temporada del equipo de División de Honor donde, a pesar de ser cadete, venía actuando con regularidad. Tras una grave lesión y su paso, en calidad de cedido, por la Damm debutó esta temporada de manera puntual en el filial culé pero ha pertenecido a la plantilla de División de Honor.
– Juan Alegre (2005). El mediocampista taustano recaló en el Atlético de Madrid y esta temporada ha militado en el equipo de División de Honor Juvenil.
– David Santiago (2006). El defensa emprendió su camino con dirección a la Ciudad Deportiva Dani Jarque. En el curso 23/24 ha alternado su participación entre los equipos españolistas de Liga Nacional y División de Honor Juvenil.
– También salieron Sigu Ceesay (2008) con dirección a Villarreal, Leo Lemaitre (2009) al Real Madrid y Hugo Garcés (2010) al F.C. Barcelona.
En 2022 el delantero Nicolás Roche (2007) firmó por la S.D. Huesca y en la última campaña ha alternado el equipo oscense de Liga Nacional, con el que ha anotado 9 goles, con el de División de Honor, con 6 participaciones y 3 tantos. Por su parte, David Villabona (2008) también recaló en el equipo del altoaragón y ha alternado el equipo cadete con el de Liga Nacional Juvenil mientras que Amadou Konteh (2009) firmó por el Valencia y Aritz Lairado (2010) lo hizo por el F.C. Barcelona.
En 2023 todos los jugadores que marcharon a otros equipos están todavía en categorías de fútbol base y, como se ha venido haciendo en el resto del artículo, sólo los citamos para que quede constancia de su salida y su destino: Marcos Val (2008) al Betis, Erik Peralta (2011) al Villarreal, Iván Blas (2010) y Samuel Tena (2010) al Valencia y Guillermo López (2009), Daniel Manzano (2010) y Pablo Maciá (2012) al Real Madrid.
Por último, durante la temporada 23/24 se ha producido la salida de Jano Monserrate (2006) con destino al Atlético de Madrid, se trata de una marcha que, si bien puede ser entendible desde el punto de vista deportivo porque se trata de un futbolista ya en etapa juvenil y además internacional con España, es dolorosísima por los vínculos familiares que tenía el jugador con la entidad, cabe recordar que su padre, Alex Monserrate, formaba parte de la Secretaria Técnica de la entidad tras haber pasado por varios puestos dentro de la institución. Algo muy grave debe fallar a distintos niveles, aquí no vale mirar sólo en una dirección, cuando hasta un jugador con esa integración en el Real Zaragoza acaba saliendo y además en mitad de una temporada.
En definitiva, la conclusión más simple salta rápidamente a la vista tras este análisis: qué difícil es llegar a ser futbolista profesional. Si de estas varias decenas de jugadores, los mejores prácticamente de cada generación del Real Zaragoza, son tan pocos los que han llegado a la élite cómo de difícil lo será para cualquier jugador de fútbol base. Son tantas las circunstancias (lesiones, desarrollo físico y técnico, encontrarse en el lugar adecuado en el momento justo, encontrar un entrenador que apueste y que además el rendimiento que se ofrezca ante esa oportunidad sea optimo…) que deben alinearse para llegar al fútbol profesional que prácticamente se convierte en una misión imposible. Dicho todo lo anterior, el análisis quedaría incompleto si no se volviera la mirada hacia la propia entidad blanquilla. Es imposible creer que sólo la ambición de los representantes y la inconsciencia de las familias sean los motivos para que, año tras año, la huída desde la Ciudad Deportiva sea constante y de la que viviremos un nuevo episodio en las próximas semanas.
El Real Zaragoza, a pesar de haber convertido en la última década a la Ciudad Deportiva en el mayor y casi único generador de ingresos extras para la entidad, sigue viviendo de espaldas a su cantera. Si ya eran escasísimas, casi siempre vinculadas a éxitos deportivos relevantes, las ocasiones en las que algunos de los anteriores propietarios se dignaban a aparecer por las instalaciones de la Carretera de Valencia, ahora ya esas ocasiones son nulas; de hecho, no se recuerda la presencia del anterior Director General, Raúl Sanllehí, viendo un encuentro de algún equipo de la cantera. No es que sea algo esencial, ni mucho menos, pero resulta revelador. Más todavía si tenemos en cuenta el deterioro de las propias instalaciones: un acceso a los campos por un camino de piedras cada vez en peor estado, sin ningún tipo de servicio de hostelería desde la salida de la familia Castillo (unas máquinas de vending no son algo digno para un club profesional), con un único campo con gradas, en gran parte de acero y desmontables… En definitiva, que más allá de la inversión, financiada por el fondo CVC, para la reciente instalación de 3 campos de césped artificial, uno de ellos para renovar el que llevaba más de 15 años en uso, siendo entonces el único de césped artificial del recinto, todo sigue anclado en el Siglo XX; es hora ya de que la Ciudad Deportiva entre de manera clara en el Siglo XXI, del que llevamos ya recorrido un cuarto de su totalidad.
Por otro lado, no conviene obviar las carencias que se pueden observar a otros niveles y que pueden inclinar la balanza a la hora de emprender una salida de la Ciudad Deportiva. Es evidente que ni ahora, ni antes, se ha podido competir con las grandes canteras españolas (Real Madrid y Barcelona) o internacionales, ahí sólo se puede apelar al zaragocismo para retener a los futbolistas, pero hay otras cuestiones que resultan básicas en casi cualquier club en la actualidad. Por poner un ejemplo, no es entendible que el Real Zaragoza con más de 200 chicos y chicas en su cantera, la mayoría de ellos adolescentes con todo lo que ello conlleva más allá de su propio desarrollo deportivo, no tenga un psicólogo en su estructura.
En la rueda de prensa previa al partido de vuelta del PlayOff de ascenso a 1ª RFEF ante el Pontevedra Emilio Larraz, entrenador las 3 últimas campañas del Deportivo Aragón, hacía un elogio al gen competitivo y a la cultura del trabajo y el esfuerzo de su plantilla; sin duda, esas características se van marcando a fuego, poco a poco, en todos los que pasan por la Ciudad Deportiva por quienes allí trabajan desde Ramón Lozano hasta el auxiliar del último equipo, pero cuando hablamos de deporte de élite sólo eso no suele ser suficiente, la falta de medios – sólo hace falta estar presente en alguno de los encuentros oficiales o amistosos en los que el Real Zaragoza de cualquier categoría se enfrente a un club profesional para hacer una comparativa que salta a la vista – es evidente y siempre se anda a remolque del resto de clubes, esto también es observado y se tiene en cuenta por agencias y familias. Todo ello por no entrar en temas como el apoyo académico o la ausencia de una residencia propia en la que puedan vivir y estar controlados ya no sólo deportistas de fuera de nuestra Comunidad autónoma sino de localidades aragonesas alejadas de la propia capital, en nuestro análisis hay varios ejemplos.
Resumiendo, más allá de las decisiones que futbolistas y familias toman año tras año, el Real Zaragoza debería poner todos los medios posibles para convertir la Ciudad Deportiva en un lugar atractivo para los deportistas, zaragozanos y aragoneses fundamentalmente, en el que crecer personal y deportivamente y de la que salir formados a todos los niveles. Si no existe una apuesta clara y decidida en este sentido el éxodo seguirá siendo lamentablemente constante, continuado y cada temporada de mayor calado.
Por Dani Marcén
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