El Real Zaragoza finalizó el pasado domingo su recorrido en la campaña 2022/2023 al disputar la última jornada del campeonato de liga del Grupo III de División de Honor Juvenil en su visita a la U.E. Cornellà con empate a uno final. Una temporada que sólo puede considerarse de sobresaliente tras haber mantenido un duelo por el título, mano a mano, con el todopoderoso F.C. Barcelona durante más de 3/4 partes del curso.
La trayectoria
La primera parte de la temporada ya la analizamos en el correspondiente artículo al llegar a la mitad del curso, así que en éste recordaremos la segunda mitad del campeonato. Las 8 primeras jornadas de la segunda vuelta no pudieron tener un mejor desarrollo para los blanquillos: 6 victorias, 1 empate en el campo del Europa y una sola derrota en la siempre difícil visita al Damm (2-1). Esos 19 puntos en ese tramo de la temporada le colocaban en la cabeza de la tabla por delante del Barça; todo ello teniendo en cuenta que su máximo goleador (Pau Sans, 16 tantos en 19 encuentros) sólo había disputado los 4 primeros encuentros de esta segunda vuelta, ya que desde entonces ha combinado su participación con el primer equipo zaragocista o con el Deportivo Aragón, siendo puntual su participación en el juvenil ante el Nàstic de Tarragona ya en la jornada vigesimoséptima, a tres del final de la temporada.
El partido decisivo de la temporada llegó tras ese tramo de 8 encuentros y enfrentaba a los dos primeros clasificados, separados tan sólo por u punto, en la Ciudad Deportiva zaragocista. Para tal encuentro los culés echaban mano de todas sus armas recurriendo a los juveniles Ángel Alarcón (habitual en las convocatorias del primer equipo barcelonista) y de Ilias Akomach, jugador del Barcelona B y cuya única participación con el equipo juvenil fue en esta jornada; por el contrario los blanquillos seguían sin disponer del goleador de Pau Sans, que al día siguiente ocupó sitio en el banquillo del primer equipo sin llegar a participar en el encuentro ante la S.D. Huesca. El partido, disputado con un ambiente digno de categorías superiores, acabó con la victoria (0-1) del equipo barcelonista, precisamente con un gol obra del citado Ilias, y con la sensación en el entorno zaragocista de que una actuación arbitral más ecuánime hubiera podido cambiar el signo del encuentro y quizás hasta de la temporada.
El golpe recibido por los de Garcés en ese partido lo iban a notar en la siguiente jornada cuando caían en la visita al Girona (2-1) a pesar de adelantarse en el marcador y no poder mantener esa ventaja. Esos dos resultados condicionaban la clasificación de manera definitiva ya que el F.C. Barcelona sólo iba a ceder un empate ante el Espanyol antes de proclamarse campeón en la penúltima jornada de liga.
La gestión de Garcés
Un capítulo aparte merece la figura de Javier Garcés y su cuerpo técnico. Una vez más el veterano entrenador ha demostrado su capacidad para dirigir en categorías formativas, haciendo que el equipo creciera en su conjunto a lo largo de la temporada y diera un rendimiento muy superior al esperado; de hecho, al final del curso se acaba superando a varios equipos de clubes de Primera División (Mallorca, Espanyol y Girona).
Desde el inicio de la temporada se tuvo muy claro potenciar las cualidades de los jugadores de mayor talento de la plantilla, en este caso los cuatro más ofensivos dentro del once habitual (Terrer, Aragüés, Sans y Liso; acompañados durante la temporada por Monserrate y el hondureño Yoha) iban a marcar la forma de jugar del equipo, minimizando en lo posible las carencias de su plantilla. La presión alta para una rápida recuperación del balón lo más cerca de la meta rival, con protagonismo para Ángel Linares en esta faceta, y la velocidad por ambas bandas, con Aragüés y Liso como catalizadores de este juego y rápidos contraataques aprovechando la rapidez de Yoha y Sans han sido las principales claves del juego zaragocista. Con estos argumentos, además de una defensa bastante sólida (29 goles recibidos) a pesar de las múltiples bajas sufridas a lo largo de la temporada, el Real Zaragoza ha podido pelear casi hasta el final por el campeonato de liga.
La plantilla
Como cada curso al finalizar la temporada en categoría juvenil se produce una lógica renovación de las plantillas, fundamentalmente al cumplir la edad límite los jugadores habitualmente más destacados del equipo, este año no es ninguna novedad que suceda lo mismo ya que el bloque principal estaba formado por jugadores nacidos en 2004 y que, por tanto, cumplían su tercera y última temporada en edad juvenil.
Los porteros Sergio De Cea y Javier Abbad (ambos 2004) han completado una temporada al nivel de la del equipo. De Cea, habitual titular con 24 encuentros, ha demostrado un importante crecimiento durante el curso, resultando fundamentales sus actuaciones en algunos de los partidos y limitando los errores propios de la categoría en una posición tan delicada como la suya; por su parte, Abbad ha cumplido con nota siempre que ha dispuesto de oportunidades (sólo 3 goles encajados en 5 encuentros).
La defensa ha estado formada de manera más habitual por Sayuma Mballo (3 goles), Adrián Beamonte, Joel Andrés y el menorquín Alex Lluch (todos ellos del 2004), aunque la lesión de este último permitió tanto al zurdo Hugo Barrachina (2006), autor de 2 goles, como, en menor medida, al malí Lassine Keita (2004) participar con asiduidad, sobre todo en la segunda vuelta. Desafortunadamente ha sido testimonial la presencia de prometedor lateral diestro Manu Cardiel (2004), apenas media hora de juego disputada en la suma de 2 encuentros; a la dura lesión de rotura del ligamento cruzado anterior que arrastraba desde la temporada pasada se unieron nuevos problemas físicos que le han hecho volver a la enfermería.
En el mediocentro han sido indiscutibles Álvaro Lahoz (1 gol) y Ángel Linares (nacidos en 2004 ambos). El primero en una función más posicional y defensiva y el segundo, como ya hemos comentado, como pieza fundamental a la hora de la presión al rival, lo cual le ha permitido aparecer con frecuencia en el área contraria y lucir su buen y potente disparo de media distancia, convirtiendo nada menos que 7 tantos. Tanto Ismael Fadel como Marco Serrano, también ambos del 2004, dieron frescura en los minutos finales de los encuentros pero no tuvieron apenas ocasiones de sentirse protagonistas.
En la parte ofensiva merece destacarse por encima del resto la figura de Pau Sans (2004), su protagonismo goleador (16 goles en 19 encuentros disputados, incluido un repóquer a la Fundació Grama) no pasó desapercibido para Fran Escribá, entrenador del primer equipo zaragocista, quien empezó a contar con el delantero de Valdefierro a mediados de febrero, participando ya en 7 encuentros de la Liga Smartbank. Otro de los protagonistas del equipo de Garcés ha sido el capitán Chema Aragüés (2004), autor de 14 tantos, y canalizador de gran parte del caudal ofensivo del equipo; de su perfecta conexión con Sans surgieron algunos delos mejores momentos futbolísticos de la temporada. Por su parte el zurdo Adrián Liso (2005) desplegó su poderío físico, tanto en tareas defensivas como en el frente de ataque (5 goles) y Lucas Terrer (2005) mostró su polivalencia y su capacidad de adaptación, aunque su aportación ofensiva (1 gol) fue menor que en su primer gran año en edad juvenil el curso anterior. Con asiduidad participaron el hondureño Yohanner “Yoha” Vásquez (2004) en punta, convirtiéndose en titular habitual desde febrero ante la ausencia de Sans y anotando hasta 6 goles a lo largo de la campaña, y Alejandro “Jano” Monserrate (2006) en la segunda línea ofensiva del equipo, cuyo crecimiento a nivel físico y de participación en el juego han ido de la mano durante el curso y le han permitido anotar 2 tantos. La baja de Pau Sans fue suplida por la llegada del colombiano Jhonni Montaño (2004), cuya participación ha sido casi testimonial aunque le permitió marcar 1 gol; lo mismo que consiguió Dennis Rufo (2006), espigado delantero que está destacando en el equipo de Liga Nacional Juvenil y que ha podido aportar su granito de arena en el último tercio de la temporada.
El futuro
Como hemos visto la mayoría de los miembros de la plantilla pertenecen a la generación 2004, lo que significa que su etapa juvenil ha terminado ya y, por lo tanto, la próxima temporada algunos de ellos dejarán la Ciudad Deportiva mientras que otros seguramente pasarán a integrarse en la disciplina del Deportivo Aragón o saldrá cedidos a alguno de los equipos aragoneses de 2ª RFEF o incluso 3ª RFEF, como ha venido sucediendo en los años anteriores.
El curso próximo deberán ser los futbolistas de la generación 2005 (Lucas Terrer y Adrián Liso) quienes comanden un equipo que estará fundamentalmente formado por la generación 2006, cuyos miembros más destacados ya han sido Hugo Barrachina y “Jano” Monserrate, integrantes ya de la plantilla esta temporada. Entre quienes más están destacando esta campaña en el equipo de Liga Nacional Juvenil están el portero Nicolás Espuña, que ya fue titular en el equipo de División de Honor en la última jornada, los laterales Dani Olmos, el central David García, los mediocentros Íñigo Cortés y Jaime Tobajas y el talentoso mediapunta Hugo Pinilla, junto al ya citado delantero Denis Rufo. Fuera de los jugadores nacidos en 2006 están teniendo una actuación destacada los extremos Sergio Beltrán (2007, todavía en edad cadete) e Iker Vadillo y el polivalente Adrián Motilva (ambos de 2005).
Sobre todos ellos deberá construir Javier Garcés un nuevo proyecto con el que volver a ilusionarnos. De entrada las aspiraciones clasificatorias quizá no deberían ser tan altas como la obtenida en la campaña recién terminada ya que, como hemos visto, la falta de experiencia inicial de la plantilla ser manifiesta y en una competición tan corta (30 jornadas) y exigente como la División de Honor Juvenil puede resultar decisiva como se ha podido observar en cursos anteriores.
En definitiva, la temporada 2022/2023 será recordada con cariño y gratitud por todos aquellos que hemos podido disfrutar del trabajo, el esfuerzo y la ilusión de un grupo, jugadores y cuerpo técnico, que por encima de todo han sido una piña en busca de un sueño, un sueño imposible que rozaron con la yema de los dedos.
Por Dani Marcén
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